los libros que lee Caro (e invitado)

domingo, 13 de septiembre de 2009

La escapada - Maria Granata


Qué grata sorpresa!!!
De casualidad me traje este libro de lo de Cristina, entre otros, para "tener algo para leer".
Lo mismo que me tentó fue lo que me hizo dudar; la contratapa dice "ofrece ahora esta Nouvelle deliciosa y mágica, dentro del género de lo fantástico, en el que es realmente una gran escritora."

La verdad... vale la pena, todas las penas... el uso de las palabras, la historia en sí misma.... es una belleza...

La historia nos cuenta de Don Laurencio, que se está muriendo y se muere... pero logra arrancarle unas hilachas a su alma antes de que se vaya, y entonces se queda un poco presente entre los vivos, escuchando lo que estos tienen para comentar. Justo en ese momento (cuando él muere) se produce un nacimiento, y los familiares y amigos dudan entre festejar el nacimiento o llorar el velorio. Ocurren muchas cosas hasta que se define... y todo el tiempo estamos emocionados y queriendo cada vez más a cada uno de sus personajes, aunque estos aparezcan sólo una línea.
Una maravilla, en serio.

Cita

" - Hace días que no veo rondar ese humo negro.
Natalicio intentó tranquilizarlo:
-Vendría de algún pajonal ardiendo. Mire que es tiempo de seca.
- De incendio no era. No tenía el olor de lo quemado- replicó don Laurencio mirándolo con fijeza; y después puso sus ojos en los demás y dijo-: De incendio no era porque se me ha presentado en diferentes días, siempre con la misma forma y tamaño y manera de moverse. Ánima de bandada de pájaros parecía ser.
Don Anunciado se desentendió del tema: rehuía los malos presagios porque también a él la edad se le había hecho una pasta.
- Yo desconfiaría- intervino Carmelo, que después del golpe del brazo inexistente desconfiaba de todo y temía más a la sombra y alos vacíos que a la materialidad tangible.
Don Laurencio se impresionó.
- Estaba más tranquilo cuando veía ese humo, no sé por qué. Una emboscada es lo que me asusta ahora- alcanzó a balbucir.
Paulino se alzó de hombros.
- ¡Mire que preocuparse porque desapareció esa humazón que nadie vio más que usted!
- Justamente por eso. Porque soy el único que la vio - dijo don Laurencio.
Le sirvieron un vaso de vino y lo bebió aterido, y después se encendió como si desde adentro le destellara una juventud retenida, pero poco después le sobrevino no un golpe de revuelta vejez sino de antiguamiento."

No hay comentarios: