los libros que lee Caro (e invitado)

viernes, 16 de marzo de 2007

Los ancianos y las apuestas


No leí ninguna otra cosa de Javier Villafañe.

Sé que es titiritero y a juzgar por la foto de él que hay dentro del libro es un señor grande.

El libro tiene una hermosa dedicatoria de mi marido (en ese momento no lo era) y fue toda una sorpresa para mí.

Este libro tiene la particularidad de que hay cosas que me encantan, otras más o menos y otras francamente no me gustan. Por otro lado, los viejos no son personas de mi especial devoción...

Vale la pena darle una mirada, y tal vez leer alguna otra cosa de este autor.

Cita:

El anciano ateo

- No creo en Dios ni en el Diablo- solía decir un anciano. Soy ateo desde el vientre de mi madre.

Un día el anciano murió de viejo. Alguien lo tomó de la mano.

-Usted quién es?- preguntó.

-El Diablo-

-No- dijo el anciano mirándolo desde la cabeza a los pies. - Usted es un hombre con dos cuernos, una cola y patas de chivo.

Siguieron descendiendo.

-Y esto qué es? - preguntó el diablo- No es el infierno?

-No, señor, es un sótano que se está incendiando.

Cuadernos de infancia


Este libro es una de esas ediciones que se hacen para la escuela, está subrayado tipo análisis de texto.

Para mí es una joyita.

Es un libro de prosa sobre los primeros años de la autora. Está organizado sin títulos, son breves relatos, como fotos.
El uso de las palabras de Norah Lange, es una cosa tan... pulida y a la vez que parece tan casual.
Me encanta.

Cita:

" Cuando llegamos a Tronador las descubrí en seguida. Después, todos los días, en mis viajes de ida y vuelta a la cocina o al baño, me era imposible dejar de verlas. Eran las únicas tres baldosas rojas que se destacaban en el patio viejo. Ignoro cómo sobrevivieron al tiempo, cómo no se destiñeron al sol.
Recuerdo que de buen o mal humor, obligada a cruzar el patio cuando anochecía, temiendo todas las sombras que querían asaltarme, vigilando de lejos la gran higuera del fondo que sospechaba siempre poblada de hombres, nunca pude abstenerme de dar el paso pequeño que unía las dos primeras, el paso alargado que apenas me permitía tocar la última.
No comprendo porqué, ni como me inicié en ese ejercicio que luego habría de asediarme. Creo que un día, al verlas, pisé dos de las tres baldosas. En seguida me pareció que lo otra también me esperaba y la rocé, indiferentemente, sin sospechar que de aquella condescendencia misteriosa y descuidada surgiría ese juego perentorio que, ante cualquier complicación, cualquier tristeza, me sería imposible dejar a un lado.
Las tres baldosas me angustiaban y me cansaban. Cierta vez decidí hacerme la distraída, y caminando ligero, atravesé el patio en línea recta. Pero sentí, al alejarme, que las baldosas me esperaban y tuve que retroceder para cruzarlas dos veces, como si les hubiera escamoteado algo, como si hubiera cometido una falta u olvidado una promesa.
Cuando murió Esthercita, lo recuerdo aún hoy, me dirigí a la cocina para servir café. Las tres baldosas vinieron a mi encuentro a través de las lágrimas. Pensé que el paso corto y el alargado pudiesen conferirme un aire de pirueta, de juego, inadecuado para ese momento. Miré hacia atrás, para cerciorarme de que nadie me veía y pegué el saltito con los ojos nublados de lágrimas.
Ya entregada, definitivamente a esa costumbre, las tres baldosas continuaron ejerciendo su influencia. Aún después de los veinte añosme persiguió ese hábito molesto que, en ocasiones, me irritaba. Quería olvidar esa debilidad, ese miedo. Era imposible. Algo me obligaba a volver sobre mis pasos.

Luego, cuando abandonamos la vieja casa, al despedirnos de los árboles antiguos, de las rejas estiradas y frías, de los patios agrietados, miré las tres baldosas.

Pasé sobre ellas, por última vez, con la sensación de que lo más cotidiano, lo más inútil, se quedaba solo. "

La cuenta Suiza

La cuenta suiza es un libro que perfectamente puede no ser leído.


Tiene 542 páginas y no pesa nada.


Igual es por dentro.


La historia podría ser entretenida, pero se va demasiado en personajes secundarios y explicaciones innecesarias.


Pa´mi gusto le sobran las primeras 350 páginas.


En fin, costó 1 peso.


jueves, 1 de marzo de 2007

Norah Lange

Este libro lo ví en La Lucila en una librería de usados hace 3 años y no me lo compré.

Tres años me pasé reprochándomelo, y el sábado pasado me lo encontré ahí solito (al doble de precio) en una librería de Av. Corrientes.


Personalmente el estilo de María Esther de Miguel no me gusta mucho, pero el libro este está bien.

Tenía mucha curiosidad por saber sobre la vida de Norah Lange, sobre todo desde que leí Cuadernos de Infancia (que va en otro post), y tambien leí una biografía de Xul Solar (que tampoco es de mis favoritos) y descubrí que eran muy amigos.
Claro, ella una grosa total, es amiga de Borges, de Neruda, de García Lorca, y... es Noraliverio, Olinora.

Oliverio es uno de mis autores mas queridos, Norah igual.

Las obras de ella son casi imposibles de conseguir, están agotadas y no se reeditan.

Hace poco salieron las Obras Completas en dos tomos CA RI SI MOS, que son mi pendiente en tema libros.


Una vida de otra época, una mina inteligente, me puse triste cuando se murió (en el libro).

Kane y Abel

Otro favorito...


Es la historia de William Kane y Abel Rosnovsky, que nacieron el mismo día en distintos lugares y situaciones (Kane nace en estados unidos, en una familia de banqueros, y va a heredar una fortuna descomunal y Abel nace en Polonia en una granja de servidores de un conde) y cómo la vida de los dos se va tocando y no se encuentran y las acciones de uno modifican la vida del otro, pero nunca llegan a saber eso que nosotros sí.

Abel se va esforzando por entrar en el mundo de los negocios, cuando llega a estados unidos, pero es un inmigrante... va al banco de Kane a pedir un préstamo y le dicen que no.
Abel lo tiene montado en un huevo a Kane y jura vengarse (cosa que va haciendo a medida que transcurre el libro) , y aparece un donante anónimo que le da la plata.
OBBBBBVIO que el donante anónimo es Kane que le da el dinero de su fondo privado, pero la condición para usar ese dinero es que el que lo reciba no puede saberlo (cosas de herencias, vio?) .


Es uno de esos libros que empiezan tranquis , y de repente son las 4 de la mañana y te encontrás diciendo "leo hasta el próximo párrafo y listo" y a las 6 y media todavía no pudiste largar.

Yo lo leí muuuuchas veces, me encanta, el que yo tenía era de mi mamá y está todo desarmado, hace poco me compré este que ven en la foto, "para tenerlo".

Es una historia verídica.

Muy entretenido.

Y al final... las vueltas de la vida...